Los superhéroes no suelen tener defectos y siempre saben lo que hay que
hacer. Ya sea para salvar al mundo de las garras del villano o para elegir la
opción más conveniente del menú.
Por eso, utilizar su figura para promover una
alimentación saludable podría ser una buena estrategia para combatir la
obesidad infantil, tal y como sugiere una reciente investigación.
Eso sí, no basta con que Batman, Spiderman o
Superman alaben las bondades de un determinado producto, como hacía Popeye con
las espinacas. Para que el mensaje saludable genere un veraddero efecto, hay
que ahondar un poco más en la psicología infantil y hacer que su cabeza se
ponga en marcha.
Una simple pregunta ¿Y tú qué crees que haría
Batman? puede ser la clave que ayude a establecer una asociación postiva entre
las virtudes del superhéroe en cuestión y la comida saludable.
Para llegar a estas conclusiones, los autores de
esta investigación que publica 'Pediatric Obesity' realizaron un experimento
con 22 niños de edades comprendidas entre los 6 y los 12 años que participaban
en un campamento de verano.
Antes de cuatro almuerzos, ofrecieron a los
participantes la posibilidad de acompañar sus platos de patatas fritas o, por
el contrario, de una manzana partida en finas rodajas.
En dos ocasiones, simplemente les preguntaron qué
preferían. En una tercera ocasión, antes de darles la alternativa, pidieron a
los pequeños que valorasen si 12 fotos de comida eran o no saludables. Y, por
último, en otro almuerzo, les mostraron seis imágenes de superhéroes y otras
seis de villanos y les preguntaron qué creían que habrían elegido ellos.
Después, les dieron nuevamente la opción de escoger entre las patatas y las
manzanas.
Al comparar las jornadas, los investigadores comprobaron
que, en los días en los que no se usaron fotografías, sólo 2 de los 22 niños
optaron por la manzana. Tras valorar las imágenes de distintas comidas, apenas
otros dos pequeños descartaron las patatas. Sin embargo, tras el experimento
con los superhéroes, hasta 10 pequeños prefirieron la fruta.
"Esta propensión temporal a elegir opciones
más saludables se debe presumiblemente a que se activó una estructura cognitivo
afectiva sobre la comida saludable", explican los investigadores, que ven
mucho futuro en esta técnica.
Con todo, reconocen que son necesarios más trabajos
que ratifiquen sus conclusiones y exploren los procesos psicológicos que están
detrás de las respuestas infantiles.
Fuente: El Mundo/jm
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