Un estudio ha comprobado que los saltamontes que viven cerca de carreteras hacen sonidos de cortejo mucho más graves para oírse por encima del tránsito.
Y es que está comprobado que la contaminación auditiva de los seres humanos afecta a todo tipo de especies. El estudio sostiene esto y más: los insectos también se ven afectados.
La ecologista Ulrike Lampe tomó 188 saltamontes de la especie Chorthippus biguttulus. La mitad de estos especímenes vivía en lugares tranquilos, mientras que la otra mitad habitaba cerca de autopistas. Después se dispuso al grupo entero con saltamontes
hembras.
Esta especie se encuentra en el norte y centro de Europa, con varios tamaños, ya que pueden medir de 1.5 a 2 centímetros. Su color llega a ser verde, rojo, marrón y morado.
Para poder cantar, los machos frotan sus patas traseras con sus alas, lo que causa se produzca una señal de banda ancha.
Cuando los saltamontes de la carretera empezaron a cantar, los niveles de frecuencias bajas aumentaron. Pero los saltamontes cuyo origen eran lugares callados, no lograron aumentar sus niveles de frecuencia.
Los científicos concluyeron que el aumento del sonido permite que los saltamontes machos se hagan oír por encima del tránsito, impidiendo que los ruidos de origen humano interrumpan sus rituales de apareamiento.
Lampe asegura que este tipo de ruido grave no fue una adaptación espontánea, pues se necesitó de tiempo para que los saltamontes pudieran desarrollarlo. La especialista no sabe si existen otras especies de insectos que hayan evolucionado de manera similar, pero cree que distintas formas de ruido, de causa humana, pueden tener la misma clase de efecto en los saltamontes del mundo.
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