La Luna ha sido parte de todas las culturas que a lo largo de la
historia de la humanidad, se ha posicionado como un elemento que,
aparentemente, afecta en nuestro comportamiento, altera nuestros estados de
ánimo.
La Luna, cuyos ciclos duran 28 días al igual que el
periodo menstrual de las mujeres, ha estado siempre vinculada con el sexo
femenino y multitud de culturas la adoraban durante los cultos a la fertilidad
en la antigüedad. Se cree que esos 28 días de transformación han sido claves
para dicha vinculación y, además, se le asigna un componente oscuro o antagonista
al sol.
Influencia en el parto
Ix Chel, la "Dama Arcoíris", fue la diosa
de laLuna en la mitología maya. Era adorada como protectora de tejedores y,
como no, de mujeres en parto. Y es que a la Luna, incluso hoy día, se le
atribuye el don de la fertilidad. Esta creencia ha sobrevivido al tiempo y a
las diferencias culturales y en la actualidad se sigue pensando de manera
dogmática en sus efectos sobre las embarazadas.
Sin embargo, nos encontramos aquí con el primero de
los mitos, pues en multitud de ocasiones numerosos médicos y científicos han
estudiado estos supuestos arraigados en el pensamiento colectivo no encontrando
coincidencias. Por ejemplo, algunos científicos de la Universidad de
Castilla-La Mancha en nuestro país, elaboraron un estudio sobre la relación
entre el número de niños nacidos y los ciclos lunares que no daba pie a las
creencias sobre los influjos de la Luna en los partos.
La marea
Las mareas son un efecto de la fuerza de atracción
que ejerce la luna sobre la Tierra. Debido al movimiento de traslación de la
Tierra se genera una fuerza centrífuga, que ocasiona que las cosas tiendan a
irse hacia fuera.
Además, como la Luna gira alrededor de la Tierra,
esta ejerce una atracción sobre el océano y al combinar estas fuerzas
(centrífuga y de atracción) el nivel del agua sube y se producen las mareas.
Que la Luna es capaz de influir sobre las mareas es
un hecho científicamente comprobado.
El clima
La Luna es muy importante debido a que ayuda a
mantener el eje de la tierra en su posición, si esta desapareciera la Tierra no
tendría un eje fijo sobre el cual moverse y por lo tanto los polos podrían
quedar mirando directamente al Sol o todo lo contrario, permaneciendo
eternamente en la sombra. Esto daría pie a lugares muy calientes y otros muy
fríos provocando que la noche y el día fueran eternos en algunos puntos de la
Tierra y la vida fuese casi imposible.
Más allá de esto, el folklore popular ha posicionado
a la Luna como un instrumento milimétrico de precisión meteorológica. "Va
a llover porque la Luna está cogiendo agua", decían nuestros abuelos. Sin
embargo estas predicciones no son contrastables. La gravitación de la Luna (que
produce la "marea atmosférica") si que lo es, aun así, el efecto es
muy pequeño.
En definitiva podríamos decir que la Luna no tiene
ningún efecto sobre el tiempo y el que tiene sobre la presión atmosférica es
mínimo.
Creencias populares
Opuesta al sol y algo siniestra, muchas culturas
han relacionado la luna con aquelarres y bestias antropomorfas. Con respecto a
esto último, se piensa que en función de la fase que esté la luna nos crecerá
más rápido el pelo, al igual que en otras fases se nos caerá más. De ahí (en
parte) el mito del hombre lobo y su transformación capilar. Se dice de la Luna
llena que provoca euforia y alegría, de la Luna menguante que es un tiempo de
depuración y limpieza, de la Luna nueva que es momento de inestabilidad e
incertidumbre y de la Luna creciente que da lugar al crecimiento y ascenso.
La Luna ha condicionado durante generaciones los
quehaceres del ser humano. Desde podar una planta hasta quedar embarazada, las
creencias de nuestros antepasados han conseguido sobrevivir a los años para
ahora convivir con la ciencia.
Fuente: ABC JM
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